sábado, 14 de febrero de 2009

Marta del castillo. El charco de la pava


Los lugares quedan marcados. En Sevilla tengo varios sitios, no muchos, que significan algo muy especial para mí. Han quedado marcados. Cada uno crea la ciudad a su gusto. O en contra de su gusto. Los lugares son espacios sin entidad, flotando en una pastosa indefinición, esperando que nuestra realidad, y luego nuestra memoria, le otorguen algún carácter. Y siempre caracteres distintos, según la persona que los recuerda.
Hoy siento el dolor, claro, como cualquier otro ser humano que haya oído las noticias. Cómo no sentirlo.
El charco de la pava albergará una de las dos fiestas grandes de la ciudad, en un futuro, pero ya estará marcado para una familia, y los que ahora claman justicia en la puerta de los padres y se manifiestan indignados ante las cámaras de televisión, se atiborrarán de rebujito, jamón, croquetas... Ya lo he dicho, los lugares son indefinidos, pero da rabia pensar que lo sean también algunas cabezas.
Siento mucho lo de esta pobre niña, y siento el dolor de la familia. Lo demás es otra cosa, como decía pessoa.
Descanse en paz, y que se haga justicia.