"FRED: I like to remember things my own way.
AL: What do you mean by that?
FRED: How I remember them. Not necessarily the way they happened."
Nunca me ha gustado que me hagan fotos. Mi excusa es que soy muy poco fotogénico. Realmente no soy nada fotogénico. Pero hay más. La cámara no toma partido por lo que está tomando, ni para bien ni para mal: es asquerosamente objetiva. No creo que exista en la vida nada objetivo; la vida misma es subjetiva o no lo es. Las cámaras están fuera de la vida, y la fotografían sin punto de vista. Me queda el consuelo de pensar que no soy lo que aparece en la foto, que ese tipo es una huella del real, de mi realidad. Sin embargo, es mi cara, son mis brazos. Y aún peor: era mi cara, pero yo no la recuerdo así, ni la recuerdan así los que me acompañaban en la foto. Tal vez lo que deje de fotografiar la cámara es la realidad que me rodea y que me hace ser vivo, y real.
Entiendo a Fred, pero matar a la mujer me parece una exageración. Lo bueno es que, gracias a eso, tenemos una de las mejores películas de la historia del cine y que, en el fondo, sólo era eso, una película.
Sólo es eso, una película.