sábado, 1 de noviembre de 2008

OJOS


Las mujeres suelen mirar dos veces. Los hombres arrojan una sola mirada, larga.


Las mujeres mantienen a veces la mirada, con curiosidad, con el propósito de descubrir si están siendo engañadas. Los hombres, en esas mismas ocasiones, buscan con los ojos la aprobación o la sumisión del otro, o la fascinación de la otra.


Pero generalizar es equivocarse, por mirar de una manera demasiado amplia, sin valorar la individualidad. Sí, estamos acostumbrando a nuestros ojos a generalizar, como si quisiéramos reunir los miles de fragmentos que nos llenan la mirada todos los días. Queremos darle sentido a ese cajón de sastre que vomita el zapping. Un mundo psicótico, pero también narcisista, donde la púpila refleja nuestra propia pupila, complacida. Es casi obsceno, creo.


Los ojos de la pequeña Cristina se vuelcan sobre cualquier objeto que le rodea, para poseerlo con una mirada egoista. Cristina quiere empezar a dominar el mundo al que acaba de llegar, y ahí están sus ojos. Y los míos, para quedar suspendido en el tiempo mirándola


El ojo izquierdo le dice al derecho: "Oye, ¡no te veo!" El derecho responde: "¡Dios mío, yo tampoco!".




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